jueves, 16 de junio de 2016

Vamonos a Hinojosa!

Creo que esta fue la pregunta que le hice a mi marido cuando mi amigo Quique nos invitó a su casa de Hinojosa del Duque en Córdoba, "¿Que te parece ir al pueblo este verano?"
Él empezó con sus "tía no sé", "esta muy lejos", "hace calor..." pero le convencí y organicé el viaje. Yo organicé el viaje, imaginaos lo que resultaría...

Después de muchos dimes y diretes, conseguimos coincidir en fechas con mi amigo, para que la casa estuviera libre.

Salíamos de viaje un lunes y el viernes le tocaba pasar la ITV al coche, pues has pensado bien, no la pasó, nos tuvimos que gastar un buen dinerito en arreglar lo que se suponía que no funcionaba además de retrasar el viaje al menos un día.

El martes bien tempranito salimos hacia Córdoba, mi amigo Quique se había molestado en decirme pueblo por pueblo para que yo lo apuntase y no nos perdiéramos, y muy aplicada yo hice lo que me dijo, así que llevaba medio folio llenito de nombres de pueblos por los que debíamos pasar.

A la salida de Madrid paramos a tomar un café, en Tembleque, creo, para que los niños hicieran pipi y estirasen las piernas. Como somos de Madrid y las costumbres no se pierden aunque pasen mil años, al parar, mi marido lo primero que hace es poner lo que nosotros llamamos el "palo" que es un bloqueo para el volante de metal que no permite que se mueva, pues lo puso, cerró el coche y nos fuimos a tomar un cafetito tan contentos. Al volver al coche, colocamos a los tres niños, nos ponemos el cinturón y procede a quitar el "palo" pero nada. Me di cuenta de que algo pasaba, pero él no decía ni pio, así que esperé hasta que me fue imposible no preguntar.

-Se ha debido romper la cerradura del bloqueo.- me dijo agobiado-Prueba tu a ver si tienes más suerte.

Lo intenté, pero no había manera, se había roto pero bien. Eran las 8:30 de la mañana.

Sacamos a los niños para que no se cocieran dentro del coche que estaba al sol e intentamos quitar el puñetero "palo" de todas la maneras posible pero no hubo forma. Sugerí en unas cuantas ocasiones que llamara al seguro o al RACE del que es socio pero no quiso para nada.
-Que no, que esto lo hago yo en un pispas.-decía.

Un pispas, pensaba yo...

A las 11;30 y con más cabreo que calor (y mira que hacía calor) y decenas de llamadas de Quique y de mis suegros, me planté, agarré el móvil y llamé al seguro para que vinieran, y vinieron, vaya si vinieron...

Pues eso, que después de darle la situación a la señorita con pelos y señales dos veces, y de quedarle claro, clarísimo que no era el bloqueo interno del volante sino un bloqueo que se pone sobre él y ajeno al vehículo, nos aparece un personaje (si, si, diremos un personaje por no insultar que se lo merecía), aparca una grúa, que no necesitábamos, se asoma al coche y nos suelta:

-Uyyy, eso tiene mal arreglo y por teléfono me han dicho que era otra cosa. Tendré que traer el taller móvil, que sepáis que esto no sé si lo cubre vuestro seguro.

Mi marido y yo le miramos con la boca abierta sin saber que decir, tampoco dio opción a decir más porque se fue al instante. La verdad es que tardó poco en volver y no tardó ni un minuto en cortar con una máquina el "palo", yo respiré tan hondo que creo que me deshinche.
El personaje se va a la furgoneta, saca un block de notas y se lía a escribir.
Mi marido y yo cargamos el coche de nuevo, que habíamos sacado todo por si acaso y metimos a los niños, pusimos el coche en la sombra y esperamos a que el personaje nos dijera algo. Cuando habló fue para decirnos que nos iba a costar cien euros el arreglo, miré a mi araño flipando y él a mi con un "te lo dije" en la mirada.

-Vale, pero quiero una factura.-dijo mi marido.
-Hombre, una factura... puedo darle este papel.-dijo el mecánico pirata.
-No, no, quiero una factura en condiciones, con el importe, su firma y sello para pasarlo a la compañía de seguros.-dijo mi araño.

El otro rezongó, entró en la furgoneta y sacó una libreta de facturas y con muy mala letra escribió y puso un importe con tropecientos ceros y sin comas, cuando mi marido vio eso le miró muy serio y dijo:
-O me pones esto para que se entienda o no te pago, a ver donde va la coma en este importe.
-Pues ahí.-dijo el pirata sin mojarse.
-¿Donde?
-A ver, deja. -El pirata agarró de malas maneras la factura e hizo un garabato.

Mi marido le pago, y antes de que se metiera en la furgoneta de soltó:
-Que sepas que voy a denunciarte, tengo tu matricula, la factura y tus datos. Eres un pirata.

El hombre se quedó a cuadros, y la verdad yo también, que solo quería irme de allí lo antes posible y llegar a mi destino.

Él arrancó y se marchó, nosotros terminamos de organizarnos porque tanto tiempo allí les había dado ganas de hacer pipi de nuevo a los niños, un rato después salíamos de aquel aparcamiento por fin tras mas de tres horas atrapados.

Pues nada, camino de nuevo hacia Hinojosa, justo al incorporarnos a la autopista nos llama el pirata:
-Disculpe señora, que acabo de hablar con el seguro y si que lo cubre, ¿podrían volver para devolverles el dinero?
-Claro.-Dije -Estamos cerca de otra salida...-le di instrucciones y quedamos allí.

Nos devolvió el dinero, por supuesto, no sin antes llevarse una ristra de insultos por parte de mi marido.

Y esta vez por fin volvimos a emprender camino a Hinojosa del Duque, Córdoba.

CONTINUARA.....

Este viaje es muy largo para contároslo del tirón, así que os dejo con la intriga hasta el próximo post.
Un besote gordo Arañita Mía!!

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