viernes, 29 de enero de 2016

Otra de viajes!

Voy a saltarme un porrón de años, y un porrón de viajes moviditos, aunque en el fondo divertidos.

Vamos a mi cumpleaños de hace siete años. Para que se entienda mejor tengo que poneros en antecedentes. Cuando Hugo, el tercero de mis peques nació, la cosa se complicó bastante. Aquel día iba a una revisión, ya había salido de cuentas y me iban a monitorizar, llegué sin molestias ni nada, pero al ponerme el cacharrito vieron que ya tenía contracciones, estaba dilatada de cuatro centímetros y ya no dejaron que me fuera a casa.
Para resumir, la epidural me intoxicó (según sus palabras), el niño venía de cara y no cabía porque era demasiado grande, de modo que después de seis horas de sufrimiento en las que intentaron varias veces colocar al niño, no pudo ser. Mi corazón empezó a fallar y decidieron a toda leche hacerme una cesárea.
Las complicaciones no acabaron ahí, cuando sacaron a Hugo el útero se quedó flácido y no encogía con las contracciones, yo perdía sangre con cada latido...
El médico le comunico a mi marido lo que estaba pasando y que avisase a mi familia porque la cosa no pintaba nada bien.

No sé bien cómo pero salí de aquello, me costó una barbaridad recuperarme, por toda la sangre que había perdido y lo difícil que había resultado el parto, además tenía un bebe sanísimo(menos mal) de cuatro kilazos con un hambre atroz al que daba el pecho a demanda y las que tenéis niños sabéis que se descansa mas bien poco.

Después de aquello y ya recuperada del todo llegó mi cumple, así que para celebrar la vida mi araño unas semanas antes me preguntó qué me apetecía hacer ese día, sin pensar le dije que ir al museo de la NASA que me apetecía muchísimo, él puso cara de póker pero asintió.

Llegó el día de mi cumple, nos levantamos prontito, desayunamos, puse guapos a mis arañitos y me puse guapa yo, vestidin para ver el museo y luego comer fuera y taconazos que me encantan y los luzco bien poco, un poco de maquillaje y lista. Con mucha ilusión me monté en el coche y allá que nos fuimos.

Lo primero que pasó fue que mi arañita mediana, Elsa, vomitó en el coche justo en medio del túnel de un pueblín de la sierra, a la salida del mismo aparcamos y limpiamos lo que pudimos, ella se puso perdida y salpicó a sus hermanos, el coche en pleno agosto imaginaos como olía. Era horrible. Aun así seguimos camino en cuanto aseamos a los niños y el interior de coche, ya con menos ganas.

Cinco minutos después de emprender camino de nuevo y justo a la salida del pueblo nos para la Guardia Civil, resulta que había habido un accidente de trafico y la carretera de dos carriles estaba cortada, nos desviaban.

Al entrar en el siguiente pueblo tres coches delante de nosotros estaban  parados sin más, uno de los coches se salió de la fila y entró en la calle que cruzaba sin problema para seguir su camino, así que mi marido hizo lo mismo.
Una señora enorme se puso delante del coche, y cuando él preguntó que pasaba, la mujer se metió literalmente por la ventanilla de nuestro coche para gritarnos e insultarnos, yo no salía de mi asombro. Mi araño, gritaba también, y yo no sabía ni que.
Él consiguió sacar aquella señora del coche y avanzó un poco, aun no sabíamos porque estábamos allí parados, le preguntó a un señor mayor que estaba cerca y le dijo que había encierro infantil, pero que siguiera adelante porque casi seguro que no estaba cerrada la calle aun.
Avanzó un poco más y giró para entrar en la calle...

Allí estábamos cuando escuchamos un petardazo de salida luego un montón de niños y padres corriendo alrededor del coche con camisetas blancas y pañuelo rojo, dos toros de ruedas y la banda de música detrás abriéndose por la mitad porque nosotros estábamos en medio de la calle estacionados.  Yo no sabía ni donde meterme, era cómo una película de Almodóvar. La cosa no acaba aquí.

En cuanto pasó todo, abrieron la calle y los coches que la policía había desviado que eran unos cuantos, seguimos nuestro camino, bueno.... en realidad nosotros ya no podíamos ir al museo porque se había hecho muy tarde, yo no podía disimular mi cara de decepción, no me sale.

Mi marido al verme, y sabiendo lo que me gusta el campito dijo:
-Conozco un sitio donde hay un puente y un río, es muy chulo. Seguro que te gusta.

Allá que fuimos.
La verdad es que yo imaginaba otra cosa cuando lo comento...
Al llegar se me cayó el alma a los pies, a ver entiéndase, el sitio era precioso, me encantó y en otras circunstancias lo habría mirado diferente, la cosa era que no estaba vestida adecuadamente. Con las sandalias de tacón y el vestido de tirantes era complicado moverse en aquel lugar, le añades el carrito del bebe y ya lo apañas del todo.Me busqué una piedra grande donde sentarme para darle de comer al niño, mientras mi marido lavaba la ropa de la niña que olía a rayos, cuando acabamos él puso la ropa al sol en una piedra enorme y calentita, se quedó con el chiquitín y las niñas y yo nos pusimos a buscar bichos que es lo que realmente nos gusta. Terminamos comiendo en el Burguer...

En fin, a pesar de todo resultó un día estupendo, en familia. Para recordar por siempre jamás.


Espero que os haya gustado Arañitas, en breve otro.

Besotazos Arañitas Mías!!!!


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